Reportaje.

Tuesday, September 19, 2006

Mercado Negro.

A veces creemos que dentro del liceo se mueve mas dinero que en cualquier paraíso fiscal, todo a base de drogas licitas, Ilícitas y cualquier infantil golosina. Por que todos llevamos un usurero dentro, eso todos lo saben.


La tradición es mas fuerte
La bolsa de masticables Arcor esta casi vacía y esta por tocar la campana del segundo recreo de la tarde. La comerciante, conocida con las iniciales T.S acaba de cerrar un negocio con un alumno de primero medio y este se lleva 10 masticables y una sonrisa en la cara. El mercado negro de sustancias licitas es bastante amplio, abarca desde los masticables hasta la ropa. Todo el mundo alguna vez ha recurrido a esta red de comerciantes que es capaz de abastecer de todo al que tenga los contactos y el dinero para financiar sus oscuros gustos. Este comercio se desarrolla con normal tranquilidad y a vista y paciencia de todo el mundo – si hasta yo le vendía a los inspectores, menos una vez que me dijeron que tuviera cuidado con Pacheco, que nos podía quitar la bolsa, Pacheco m... –.

Todo esto es producto del monopolio que ejercen los dueños del quiosco del liceo en acuerdo con dirección, los que prohíben explícitamente el comercio dentro del liceo argumentando quizás que ambiguas razones. Claro, nadie cuestiona al quiosco por que todo esta oculto detrás de la amable y simpaticona fachada de la Tía del quiosco, que nunca nos ha puesto mala cara y de seguro ocupa un lugar en nuestros corazones.

El imperio del charro.
Sala 312 del pabellón B, una chica toca la puerta, pide por el alumno de la tercera fila y este una vez fuera le convida 2 cigarros Bellmont. Tampoco fue de lo más solidario, la chica pago 100 pesos y todos felices, en especial el joven comerciante de la tercera fila que disfruto de los beneficios del libre comercio. Conocido en el submundo del trafico como Ñato, Mordred o Manzana y luego de comercializar con distintas especies como chocolates y calculadoras, entro al trafico de tabaco haciéndose denominar como “El Señor de los Cigarros”. Este comercializaba en un principio con su socio, conocido como “Ojón rql” . Ellos eran los encargados de abastecer a la población de tercero medio con los cilindros nicotinosos. Todo funciono hasta el tiempo de la plata dulce, cuando Ojón rql debió abandonar el negocio por problemas de índole económica, como indica el Señor de los Cigarros – Ojón rql gastaba la plata en puras huevadas - dice.

Foto del Señor de los Cigarros, una de las pocas que quedan.

En cuarto medio las cosas cambiaron, el microtrafico de cigarros paso a las ligas mayores cuando gracias una acertada conexión internacional, los cartones de cigarros comenzaron a llegar desde Paraguay. Esto resulto en un interminable torrente de cigarros, alcohol, cd´s, cafés y comida en todos sus aspectos que tanto el Señor de los Cigarros como su exclusivo circulo de amistades disfruto, y con gran regocijo. Todos ganaban con las 7 cajetillas diarias que el señor de los cigarros llego a vender – si yo vendía los cigarros a $50, me los cagaba a todos huevón – según el. Todo marchaba a la perfeccion hasta la redada a los pastos del liceo efectuada por los inspectores Pérez y Cerda una semana antes de la licenciatura, los que en un operativo sorpresa incautaron toda la mercancía y acabaron con el denominado “Imperio del Charro”.

Ilícitamente consumible
Detrás de todo este sórdido comercio existe una pequeña y exclusiva red de contactos que se dedica, casi por amor al arte, a la transacción más polémica que es la que involucra especies psicoactivas, como es la marihuana.

Al preguntarle a cualquier “paisanito” que se dedica a esta mano, nos damos cuenta de que es más fácil de lo que habíamos pensado. –no, si la mano me la da otro weón de la pobla, y no es canalla conmigo y me la deja barata la wea, y es buena loco –. El poco tiempo que nos dedicamos a la búsqueda de estas sustancias descubrimos que conseguirlas es algo que es bastante fácil – de la que te gusta a ti no, pero me queda de la otra – dice; fuerte, casi gritando como si no le importase que lo escuchen – que si esa weá es más mala, la mezclan con caca y la prensan con neopren –. Riendo, – si querí no ma culiao –. Se puede afirmar que la calidad de la mercancía depende exclusivamente de los contactos, y como comprobó el equipo, nuestros contactos eran de los buenos. Bastante buenos.


Pablo Acuña / Francisco Henríquez.